Trump sella ante Zelenski su indecente quiebra moral

El desprecio televisado de Trump a Zelenski obliga a la UE a sostener al ejército ucraniano en relevo de EEUU

JIM LO SCALZO / POOLEFE

El desolador intento de humillación al que Donald Trump ha sometido a Volodomir Zelenski en el Despacho Oval evidencia la inmensa crisis moral y política que encarna el presidente de EEUU. Con una indignidad difícilmente superable, Trump exhibió la quiebra de todo cuanto EEUU representaba como la nación que ha liderado el orden democrático tras la Segunda Guerra Mundial. En directo y ante los ojos del mundo, el presidente de un país invadido y destruido por un régimen autocrático fue víctima de una encerrona en la que se le acusó de no agradecer la ayuda militar, de ser un obstáculo para la paz y, en el habitual tono hiperbólico de su anfitrión, de estar «jugando con la Tercera Guerra Mundial». No habría podido soñar Vladimir Putin, único responsable real de la guerra de Ucrania, con un mejor portavoz.

En una escenificación sin precedentes en la diplomacia occidental contemporánea, Trump y su vicepresidente, J. D. Vance, menospreciaron repetidamente a Zelenski con una abusiva pero clarificadora actuación que pasará a la historia. «O firmas el contrato o nosotros nos retiramos», espetó el presidente de EEUU a su sorprendido visitante, a quien reclama la explotación de las tierras raras y otros minerales de su país sin ofrecerle garantías de seguridad en caso de una nueva agresión rusa. «No creo que sea bonito», le amenazó sobre las perspectivas de Ucrania sin la ayuda de EEUU. Zelenski, que resistió heroicamente al frente de su país cuando fue invadido, fortaleció ayer su extraordinario liderazgo plantando cara a quien, de la mano de su agresor, quiere imponerle una paz injusta.

CAJITA CONVERTIDORA

Concluido el tenso encuentro, Trump continuó con su «castigo público» -como lo definió con entusiasmo la prensa rusa- asegurando en su red social que el presidente ucraniano «no está preparado para la paz». Tras las inaceptables formas, se esconde un claro ultimátum para que Ucrania acepte las condiciones que Rusia y EEUU han pactado sin contar con el país invadido ni con la UE, pero también se demuestra que Trump no tiene tampoco ningún respeto por la historia de su propio país ni por la política exterior de sus predecesores, a los que retrató como débiles. El único ganador es el Kremlin, que aún se permitió jalear a Trump y Vance («Se contuvieron y no golpearon a ese sinvergüenza»).

Tras tres años manteniéndose firme ante toda clase de obstáculos, Zelenski volvió ayer a encarnar los valores de la racionalidad y la valentía frente a la ilegalidad y la fuerza bruta. La decencia frente a la indecencia. Por eso, Europa debe estar a la altura. Que la mayor democracia del mundo desprecie abiertamente a sus socios, vejando y amenazando al más necesitado de todos, lanza un mensaje que no puede ignorarse. La autonomía defensiva europea, tema que protagonizará la cita de mañana en Londres y la Cumbre del 6 de marzo en Bruselas, es ya de una urgencia crítica.

La oleada de apoyos que Zelenski ha despertado es alentadora, pero será inútil si no se materializa ya en un apoyo decidido de la UE al ejército ucraniano, que sustituya el vacío de EEUU. Ser europeísta significa hoy reforzar la coalición que sostiene a Ucrania y tomar las riendas de nuestra seguridad para poder proteger nuestros valores y nuestro modo de vida.

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